¿Qué es el Síndrome del Intestino Irritable (SII) y qué lo provoca?
- Aristea Salud
- hace 3 días
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El Síndrome del Intestino Irritable (SII) es un trastorno funcional gastrointestinal muy común que se caracteriza principalmente por dolor abdominal, distensión o hinchazón, alteraciones en el ritmo intestinal, que pueden manifestarse como diarrea o estreñimiento predominante
o alternancia entre ambos.
A diferencia de otras enfermedades, en el SII no hay alteraciones estructurales o bioquímicas identificables que expliquen estos síntomas, lo que hace que su diagnóstico se base en criterios clínicos.
Se estima que afecta entre el 5% y el 10% de la población general en un momento dado, y suele tener un curso cíclico, con fases de mejora y empeoramiento.
La causa exacta del SII no se conoce, pero se cree que intervienen varios factores, como un desequilibrio en la microbiota, o disbiosis intestinal, alteraciones en la motilidad, hipersensibilidad visceral, factores psicológicos, como el estrés o la ansiedad e infecciones gastrointestinales previas.
Aunque es muy común, se presenta de forma diversa en los pacientes, y el diagnóstico se hace principalmente mediante la exclusión de otras enfermedades y síntomas clínicos.
Es importante mencionar que muchas veces este diagnóstico se hace sin haber descartado previamente otras enfermedades orgánicas que pueden estar detrás de esos síntomas. Es crucial empezar por descartar enfermedades graves, ya que si no se diagnostican a tiempo, pueden evolucionar hacia complicaciones más graves.
¿Es siempre SII?
En muchos casos, los pacientes llegan con este diagnóstico o sin ningún diagnóstico, tras años de sufrir de problemas digestivos, como diarrea o estreñimiento crónico. Sin embargo, una vez se han descartado las enfermedades orgánicas, se suele aplicar la etiqueta de SII sin haber considerado un factor crucial: la alteración de la microbiota intestinal.
El SII no es, en realidad, una enfermedad en sí misma, sino un conjunto de síntomas. Si estos síntomas cumplen con el criterio de Roma IV (el más reciente para el diagnóstico), se les atribuye el diagnóstico de SII. Sin embargo, muchos de los pacientes que llegan con este diagnóstico, una vez tratados adecuadamente para restaurar su microbiota intestinal, mejoran significativamente. Esto demuestra que no se trata de una enfermedad crónica incurable, como muchos piensan. En lugar de eso, el tratamiento de la microbiota podría ser la clave para que los pacientes se recuperen por completo.
Hoy en día, existe una gran cantidad de evidencia científica que demuestra que la disbiosis intestinal podría ser un factor subyacente en la patogénesis del SII. Estos microorganismos alterados no solo afectan el intestino, sino que también pueden desencadenar síntomas en otras partes del cuerpo, como migrañas, fibromialgia, eczema, y psoriasis. Es por eso que muchas veces los pacientes no solo presentan síntomas gastrointestinales, sino también una repercusión generalizada en el cuerpo.
En nuestra experiencia, muchos de estos pacientes no necesitan un tratamiento de por vida, sino un tratamiento de mantenimiento, dependiendo de la causa subyacente de su disbiosis. Por todo esto, a menudo, el SII es más una etiqueta que un diagnóstico definitivo.
En esta charla, la directora y fundadora de Aristea Salud, Mayca Carrillo, explora cómo las alteraciones en la microbiota intestinal están asociadas al Síndrome de Intestino Irritable (SII). Se analizan factores como la disbiosis, neurotransmisores microbianos y su impacto en la hipersensibilidad visceral. Además, se explican las diferencias entre los tipos de SII (estreñimiento, diarrea, mixto) y el papel de los ácidos biliares, el glutamato, la serotonina y el GABA en los síntomas del SII.
La importancia de un test metagenómico para conocer las causas del SII
El test metagenómico es una herramienta útil para conocer las causas de ese Síndrome de Intestino Irritable, especialmente cuando los síntomas del paciente no encajan con este diagnóstico. Su importancia radica en la capacidad de identificar disbiosis microbiana o alteraciones en la microbiota intestinal, que son factores clave en muchos casos de SII. Sin embargo, antes de llegar a esta conclusión, es fundamental realizar una evaluación exhaustiva para descartar otras enfermedades orgánicas que puedan tener síntomas similares, como enfermedades inflamatorias intestinales, infecciones intestinales, o trastornos estructurales.
El uso de un test metagenómico puede ser valioso para confirmar si, efectivamente, el origen del SII está relacionado con un desequilibrio en la microbiota intestinal, lo que ocurre en una gran parte de los casos. Este tipo de prueba analiza el ADN de los microorganismos presentes en el intestino, proporcionando información detallada sobre su composición, lo que ayuda a identificar posibles alteraciones que puedan estar contribuyendo a los síntomas del paciente.
Sin embargo, antes de recurrir a este test, es importante que los pacientes estén al tanto de los signos de alarma, que podrían indicar la presencia de una enfermedad grave subyacente. Estos signos incluyen pérdida de peso inexplicada, sangre en las heces, fiebre persistente o antecedentes familiares de enfermedades graves como el cáncer gastrointestinal. Si se presentan cualquiera de estos síntomas, se debe consultar con un médico lo antes posible para realizar las pruebas necesarias y excluir otras condiciones graves.
La gran mayoría de los casos, después de tratar la microbiota, se recuperan completamente. Si de verdad se tratara de SII, se supone que sería una enfermedad crónica incurable para toda la vida, y lo que estamos viendo es que no es así, la gente se recupera.
Podéis encontrar los test metagenómicos con los que trabajamos en Aristea Salud en nuestro apartado de "Test diagnósticos".
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¿Qué ocurre si no se trata?
Si no se trata el SII, pueden ocurrir una serie de complicaciones y problemas a largo plazo que afectan la calidad de vida. Algunas de las posibles consecuencias incluyen un empeoramiento de los síntomas, como dolor abdominal, hinchazón, diarrea o estreñimiento, que pueden volverse más frecuentes y graves con el tiempo si no se gestionan adecuadamente. En algunos casos, si el SII se acompaña de diarrea crónica o malabsorción, puede afectar la absorción de nutrientes esenciales, lo que podría llevar a deficiencias nutricionales.
También, el dolor crónico y la incomodidad asociados con el SII pueden afectar negativamente la salud mental, llevando a problemas como ansiedad, depresión y estrés crónico. La relación entre el SII y el estado emocional es bidireccional, lo que significa que los problemas emocionales pueden empeorar los síntomas y viceversa.
El SII puede estar asociado con otras afecciones digestivas, como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), aunque no son la misma condición. La inflamación crónica y la alteración de la microbiota intestinal también podrían incrementar el riesgo de otras enfermedades gastrointestinales, como es este caso.
Buscar el tratamiento adecuado
Aunque no existe una cura, se han estudiado varios enfoques para controlar los síntomas.
Se ha demostrado que un tratamiento con cepas de probióticos como Lactobacillus, Bifidobacterium y Bacillus pueden ser útiles en el tratamiento de los síntomas, especialmente en dosis como Bifidobacterium bifidum. Las combinaciones de cepas también muestran buenos resultados, por ejemplo, dos cepas de Lactobacillus, una de Bifidobacterium y una de Streptococcus.
Sin embargo, es fundamental conocer el estado de la microbiota intestinal antes de iniciar el uso de probióticos, para asegurar que el tratamiento sea adecuado y efectivo.
Los fármacos antiespasmódicos, laxantes o moduladores de la motilidad intestinal también se utilizan según los síntomas del paciente.
Algunas dietas específicas, como la baja en FODMAPs, pueden aliviar los síntomas al reducir los alimentos que fermentan rápidamente en el intestino.
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