De todos los factores que determinan nuestra microbiota, la dieta es el único factor que podemos controlar y manipular para mejorarla, además claro está de evitar los antibióticos siempre que sea posible y aumentar el ejercicio físico, que entre otros beneficios ayuda a mejorar la diversidad microbiana y aumenta bacterias beneficiosas como la Akkermansia muciniphila.
Tanto los hábitos dietéticos que se hayan tenido durante mucho tiempo, como los cambios dietéticos que se produzcan a corto plazo, pueden dar lugar a cambios en los tipos de microorganismos que tenemos.
Primero os comentaré el impacto que tiene la dieta que se ha mantenido durante mucho tiempo. Entre otros estudios que han evaluado este efecto, me gustaría comentar el que realizaron el equipo de Gary Wu en el que se concluyó que la dieta general que consume una persona durante un año se correlaciona fuertemente con la composición de la microbiota intestinal. Según este estudio, la gente que come muchos carbohidratos como pasta, arroz, patatas y azúcares, tienden a tener gran cantidad de bacterias Prevotella, como podéis ver en la figura de la derecha. Esto no es de extrañar porque la Prevotella metaboliza azúcares como la sacarosa (azúcar común de mesa) o la lactosa.
Mientras que las personas que come mucha proteína, especialmente procedente de la carne, tiende a tener muchos Bacteroides, como podéis ver en la figura de la izquierda.
Por cierto, las comunidades microbianas intestinales a menudo contienen especies del género Bacterioides o de Prevotella, pero no ambas.
Supongo que os estaréis preguntando en qué nos repercute que tengamos predominancia de Bacteroides o de Prevotella, y es que entre otras consecuencias, si una persona tiene una predominancia de Prevotella, sus oportunidades de responder de forma positiva a una dieta con hidratos de carbono complejos, con respecto a la tolerancia a la glucosa, mejoran respecto a un tipo de microbiota en el que predominan las Bacteroides. Es decir, que si se abusa de alimentos ricos en carbohidratos, y se tiene principalmente Prevotella en lugar de Bacteroides, habrá menos posibilidades de que suba demasiado el azúcar, disminuyendo así el riesgo de desarrollar diabetes.
Por otra parte, si hay un índice alto de Prevotella/Bacteroides (esto quiere decir que hay muchas prevotella con respecto a bacteroides), habrá menos posibilidades de perder peso cuando se tiene una dieta alta en fibra. Dicho de otra manera, las personas con un índice Bacteoides/Prevotella alto (tienen muchos Bacteroides con respecto a Prevotella), son más susceptibles a perder peso con una dieta rica en fibra.
Sin embargo, los cambios a corto plazo de la dieta también tienen un efecto sobre la microbiota intestinal. Gary Wu continuó su estudio haciendo que los participantes se alimentaran durante 10 días con una dieta controlada que difería de su dieta normal y experimentaron cambios rápidos en la cantidad de los diferentes microorganismos que tenían en el intestino.
A la derecha de la imagen de abajo, podéis ver como cambia de manera significativa la microbiota de los participantes desde el primer día. Está representado en las columnas azules. Pero incluso así, podéis ver en el gráfico de la izquierda que cada persona, la cual está representada por un color diferente, tuvo una microbiota intestinal que se parecía más a su microbiota original que la microbiota de los demás que están tomando la nueva dieta controlada. Con esto podemos concluir que los cambios realmente fueron menores en comparación con las diferencias que hay entre los participantes.
Pero tenemos que tener en cuenta que aunque los cambios dietéticos a corto plazo no modifican en gran medida la composición de la microbiota, los perfiles funcionales sí que parecen adaptarse rápidamente a los cambios en la dieta ya que las bacterias van a expresar genes distintos según sea su medio ambiente.
En el estudio de la imagen que muestro abajo, los participantes cambiaron drásticamente su dieta durante 3 días. Unos llevaron una dieta vegana, representada en la columna de la izquierda, y otros siguieron una dieta que incluía únicamente carne y queso, representada en la columna de la derecha. La fila A muestra la ingesta de fibra que tuvieron cada uno de los grupos antes del cambio dietético, durante la dieta, que son los días que aparecen coloreados de verde, y después de la dieta. La columna B corresponde a la ingesta de grasa y la C a la ingesta de proteína.
Abajo podéis ver los cambios que se produjeron en la composición de la comunidad microbiana intestinal.
La dieta basada en alimentos de origen vegetal apenas causó cambios, pero en la dieta basada en alimentos de origen animal se observaron grandes cambios de un día para otro.
En conclusión, un régimen alimentario nuevo por unos cuantos días altera de inmediato la expresión génica de la población microbiana con los subsecuentes ajustes metabólicos, pero hay que tener en cuenta que realmente estos cambios son muy pequeños en comparación con la microbiota que se tiene de base la cual depende de la alimentación que se ha tenido a largo plazo, y además si estos cambios dietéticos se han realizado durante poco tiempo, enseguida la microbiota volverá a su estado normal en cuanto se vuelva a la dieta que se tenía originalmente. Esto tenemos que tenerlo en cuenta a la hora de planificar una dieta para remodelar la microbiota ya que tendremos que establecer objetivos a largo plazo.
Comments