Los alimentos que tienen principalmente fibra insoluble o poco fermentable (como las que está en el salvado de los cereales), proporcionan más volumen en las heces por la propia presencia de la fibra que no se ha digerido por nuestras enzimas ni metabolizado por las bacterias.
Aunque más allá de considerar la clasificación de la fibra como soluble o insoluble, cuando estudiamos la microbiota intestinal, es más interesante fijarnos en si la fibra es muy fermentable o poco fermentable por las bacterias intestinales. Normalmente coincide que la fibra fermentable también es soluble, aunque hay excepciones como el almidón resistente, que a pesar de que es insoluble, es altamente fermentable, mientras que la fibra psillium a pesar de ser soluble, es poco fermentable, por eso es buena opción para suplementar la dieta en fibra sin que nos produzca demasiada flatulencia.
La fibra más fermentable incluye las pectinas, los fructanos, los mucílagos, los betaglucanos, los galactooligosacáridos, el almidón resistente y algunas hemicelulosas. Por otro lado, las fibras poco fermentables son la celulosa, algunas hemicelulosas y la lignina.
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